ESPAÑA. MEDALLA DE LA F.N.M.T., DEDICADA AL POETA MIGUEL HERNÁNDEZ. 1.983
Metal: BRONCE
Anverso: "A MIGUEL HERNÁNDEZ"
Reverso: "ORIHUELA 1910 ALICANTE 1942"
Peso: 282,60 gramos
Diámetro: 79 mm
Miguel Hernández Gilabert (1910-1942) fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, Miguel Hernández mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono» de la generación del 27.
En el verano de 1936 se afilió al Partido Comunista de España y desde comienzos de 1937 es comisario político militar. Hernández figuró en el 5.º Regimiento, ejerciendo de comisario político y pasó a otras unidades en los frentes de la batalla de Teruel, Andalucía y Extremadura. Su actividad de comisario político comunista en el Ejército le valdría la pena capital tras la guerra, luego conmutada. Viajó a la Unión Soviética en representación del gobierno de la República, de donde regresó en octubre para escribir el drama Pastor de la muerte y numerosos poemas recogidos más tarde en su obra El hombre acecha. El 19 de diciembre de 1937 nació su primer hijo que murió a los pocos meses, y a quien dedicó el poema Hijo de la luz y de la sombra y otros recogidos en el Cancionero y romancero de ausencias. El 4 de enero de 1939 nació su segundo hijo, Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas Nanas de la cebolla.
Falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942.
Junípero Serra Ferrer (1713-1784), conocido tradicionalmente como Fray Junípero Serra, fue un fraile franciscano español. Doctor en filosofía y teología, se trasladó a América, donde fundó nueve misiones españolas en la Alta California, y presidió otras quince.
Fue beatificado por el papa san Juan Pablo II el 28 de septiembre de 1988, y el 23 de septiembre de 2015 fue canonizado por el papa Francisco, en la ciudad de Washington D. C.
Las misiones fueron primordialmente creadas para evangelizar a los nativos. Otro objetivo fue la integración de las personas en la sociedad española y su capacitación para asumir la propiedad y gestión de la tierra. Como cabeza de la Orden en California, Serra no solamente lidió con cargos religiosos, sino también con otras autoridades españolas en ciudad de México y con los oficiales militares locales que mandaban las guarniciones cercanas.